La quincena científica
Noticias de ciencia de los últimos quince días comentadas

This page is powered by Blogger. Isn't yours?
domingo, diciembre 01, 2002
¿Tiene oídos la lluvia?

(Nota, por una vez, y sin que sirva de precedente, este escrito no tiene nada que ver con Ciencia, son notas de mi diario de viaje. Si busca ciencia, no lo lea)

Al llegar a Barbados un conjunto nos recibe con una música rítmica y llena de vida. Sorprende un sonido metálico agudo. Es un instrumento extraño, todo él de acero, casi semiesférico, donde el músico golpea con viveza.

Hace sol.

Delante del conjunto musical los turistas se paran y se hacen las fotos correspondientes.

Bienvenidos a Barbados, la Tierra del Malibú.

El letrero situado encima del conjunto deja pocas dudas sobre quien lo financia. Malibú da alegría.

Vamos a una playa en Bridgetown, la capital. Es larga, con palmeras inclinadas hacia el agua, de arena fina y rubia. La estampa del paraíso.

En un bar suena esa música rítmica, metálica y llena de vida, con la que nos recibió Barbados. Una chica, de piel negra y pelo rubio, de pies descalzos y niqui anudado por encima del ombligo, agita sus caderas al ritmo de la música. En sus manos un vaso pone Malibú.

Sol, música, ritmo extrañamente metálico, alegría: vida.

Viene una nube. Todo se oscurece. Llueve. Una lluvia atronadoramente rítmica. Llueve. Las palmeras lejanas se oscurecen. La cortina de agua las hace borrosas. Las cercanas son una silueta negra contra un fondo gris claro.

De los techos caen gotas con ritmo que se mezcla con la música y casi la ahoga. La música se ahoga con la lluvia. La lluvia es ritmo. Ritmo sobre las olas. Ritmo sobre las hojas de palmera. Ritmo sobre mi cabeza. Ritmo...

Lluvia. Sol. Lluvia. Do. Lluvia. Mi. Lluvia. Fa. Lluvia. Sol. Lluvia. Mi...

Habitualmente estas lluvias son intensas pero de corta duración. Pero esta vez dura... y dura... y dura...

La gente se va de la playa.

La negra rubia de pies y ombligo descalzos se refugia tras la barra del bar.

Nosotros regresamos al barco.

Allí, en la entrada, el conjunto de Malibú sigue tocando su rítmica melodía de sol.

Han pasado seis horas y sigue sonando su canción de bienvenida a Barbados.

Llueve.

Si algún turista pasa por allí, lo hace corriendo, sin pararse a oír la música.

La música sigue imperturbable.

Soleada.

Los músicos siguen produciendo sus ritmos metálicos y alegres.

Ya no hay sol.

Ni turistas.

Una ráfaga de viento levanta una bolsa de plástico.

El conjunto toca y toca y toca... Para sólo tres turistas: nosotros.

Miro la cara de los músicos. En ella hay tristeza, aburrimiento... A todas horas lo mismo: ritmo alegre.

Miro sus aburridas caras y veo vida, auténtica vida. No esa falsa de colorines y ritmos veraniegos. En sus caras hay vida. Esa vida dura que exige que para comer haya que tocar monotonamente, una y otra vez, una música supuestamente alegre. Esa vida que impide tocar una pavana que es lo que ahora apetece.

Una vida que exige tocar para unos oídos que huyen de la lluvia... o lo que es peor, tocar únicamente para la lluvia.

... y tocar

Únicamente para la lluvia.

¿Tendrá oídos la lluvia?


Miro los hipnotizantes surcos de luz que dejan las gotas de lluvia y creo percibir un cambio de trayectoria cuando suena el enorme bajo.

Bang--->las gotas vibran.
Clinck---> las gotas vibran.

Las gotas vibran con la lluvia.

¿Tendrán oídos las lluvias?






posted by Fabian 4:32 a. m.

Steel Pan, la cacerola de acero



Era viernes, llegamos a Bridgetown, la capital de Barbados, hacia las siete de la mañana. Había un sol espléndido.

Al salir del puerto una banda de músicos nos esperaba tocando una alegre música, rítmica y llena de vida.

Sorprende un sonido metálico que surge al golpear una especie de paellera cóncava, en la que se hay diversas abolladuras también cóncavas.

Aquí está lo que la orquestina estaba tocando.

Más clips aquí.

Cuentan que este extraño instrumento, que ellos llaman ?Steel Pan?, es decir: Cacerola de acero, surge en Puerto España, capital de Trinidad, en 1942. Como casi todo en esta vida, no surge de la nada, surge de una tradición anterior. Así que permitidme que retroceda un poco.

Puerto España, tiene un barrio llamado Laventville, donde en el siglo XIX se asentaron muchos esclavos liberados. Era, sin duda un barrio pobre. Pobre, pero alegre y que celebraba el carnaval y otras fiestas con los clásicos tambores de piel de la tradición africana. Las autoridades coloniales prohibieron los tambores de piel, así que para seguir haciendo música utilizaban todo lo que tenían a mano. Inicialmente fueron cañas de bambú, calabazas vaciadas y resecas, etc. En 1930 se incorporaron piezas de hierro, por ejemplo un tapacubos, una caja de galletas o una lata vacía de aceite, que sonaban más fuerte, por lo que les gustaba más.

A estas bandas que utilizaban piezas de hierro se las empezó a conocer como ?bandas de acero? y a finales de los años 1930 estaban totalmente consolidadas.

Cuentan que en 1942 un chaval de 12 años llamado Winston Simon utilizó una gran lata de aceite, para hacer su instrumento. Le gustaba el sonido que emitía.

Un amigo se lo pidió prestado y el se lo cedió. Al amigo le gustó tanto que lo golpeo con un martillo, tan intensamente que lo hizo cóncavo.

Al devolvérselo Simon estaba desolado, ya había perdido aquel sonido que le gustaba tanto; así que, con ayuda de una piedra, trató de devolverle la forma original, golpeando por debajo. Al hacerlo creo unos bultos convexos. Y -atención al aspecto crítico- se dio cuenta de que al golpear, cada bulto sonaba diferente. De esta forma hizo un instrumento con cuatro notas.

Lo sorprendente es que al golpear cada bulto sonase diferente. En los tambores clásicos, al golpear, en todas las partes suena igual. Lo intuitivo es pensar que vibra toda la placa a la vez y que, por tanto, no debería sonar de modo diferente golpeando en un sitio o en otro; pero la intuición falla. Dependiendo de dónde se golpee suena una nota u otra. Es como si cada nota formase un ?tambor independiente?.

Curiosamente de ese modo hemos transformado un instrumento de percusión en un instrumento melódico.

Simon siguió perfeccionando el instrumento y en 1946, utilizando un pequeño barril de petróleo, logró hacer un instrumento con 14 notas.

El amigo de Simon, Ellie Mannette , utilizó un barril de petróleo grande e hizo algunas mejoras. Golpeaba la tapa del barril hasta darle la forma cóncava. Luego lo recortaba y lo metía al fuego para hacerlo más duro y que conservara la forma. Luego, desde abajo, volvía a golpear para conseguir las notas en abolladuras convexas.

Acero templado, notas, afinación... para 1947 consiguió un instrumento con dos octavas de una escala diatónica.

El instrumento gustó tanto que pronto su uso se extendió por todo el Caribe y por todo el mundo, aunque sigue siendo el Caribe donde más ?bandas de acero? sigue habiendo.

Hoy en día hay ?tambores? de muchos tipos y con muy diverso número de notas.

Las bandas de acero abundan en todas las islas del Caribe en gran número, aunque probablemente el record lo bate Trinidad y Tobago, donde en 1992, el ?steel pan? fue declarado instrumento nacional.

Una historia del ?Steel Drum?:

Una foto de Winston ?Spree? Simon.

posted by Fabian 3:57 a. m.